Las manos artesanas de la UNSA

Existe un espacio singular dentro del taller de carpintería de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Esta habitación está llena de formones, gubias, cinceles y martillos que en las manos adecuadas pueden hacer de una pieza de madera una bella escultura o adornar con un pulcro grabado una pieza de cuero.

EL artesano. Juan Luis Villanueva Ticona en el taller agustino.

Juan Luis Villanueva Ticona y su compañero Rusbel Ramos Benites, ocupan esta habitación la mayor parte del tiempo. Ambos celebraron este 19 de marzo el Día del Artesano, junto a 18 de sus compañeros de manufactura.

Ellos se encargan del enchapado en madera de muros y salones abovedados, la representación de esculturas y personajes ilustres, arman las sillas de diversos estilos y las tapizan de cuero labrado, al igual que los folders tallados con emblemas de la universidad usando la misma materia prima.

Su arte es apreciado por un público selecto. Representantes de los poderes del Estado, autoridades universitarias de todo el Perú y del extranjero, docentes, investigadores e incluso estudiantes merecedores de algún premio las han visto. Muchos aseguran que en todo el Perú no hay salones como los del Rectorado de la UNSA.

La sala de Rectores tiene esculturas de madera y sillas con cuero labrado.

Los maestros tienen ya 26 años trabajando para la universidad. Juan Villanueva comenzó estudiando artes en la Escuela de Bellas Artes, para luego recibir la invitación de un reconocido talabartero para aprender de su arte.

“Para trabajar el cuero pienso primero en el volumen y la luz”, comentó Juan mientras terminaba la tapa de una carpeta para documentos hecha de cuero labrado con el emblema de la universidad y el escudo arequipeño.

Rusbel Ramos, tallando un emblemático escudo agustino

Al lado, su compañero Rusbel Ramos tallaba en madera un emblema agustino que mostraba con modestia, su rostro amable parece brillar al hablar de su pasión por la madera y el arte de tallar. “Hubo días en que estaba tan emocionado que trabajaba sin darme cuenta de la hora”, cuenta.

Durante la pandemia sufrieron la pérdida de su amigo Nazario Camaque García. Años atrás tuvo la misión de restaurar 80 piezas del pulpito de la Catedral de Arequipa, junto a su aprendiz Noé Bedoya, que también trabaja en el taller de la UNSA.

“Cada uno de nosotros cumple una función importante en el taller, somos como una familia, por eso siempre lo recuerdo como mi complemento en el taller, él pensaba en un diseño y yo lo plasmaba y viceversa; fue Nazario quien me invitó al taller”, recuerda Rusbel.

La sala de reuniones del rectorado tiene cuadros tallados con personales ilustres junto a símbolos patrios.

Juan y Rusbel saben que no estarán siempre en el taller de la UNSA, pero cada uno deja a sus compañeros más jóvenes la responsabilidad de continuar con este legado, así como ellos alguna vez fueron aprendices, hoy son los maestros de una nueva generación de hábiles artesanos.