CUANDO VEGETA EL TIEMPO
CUANDO VEGETA EL TIEMPO
Manuel Pastor Chávez
PRÓLOGO
Cuando vegeta el tiempo es una de las no pocas obras narrativas de Manuel Pastor Chávez que impresiona por su originalidad y espontánea sencillez, que invita a la reflexión filosófico-social y plantea problemas de gran trascendencia.
Ciertamente, mucho de su obra está sin publicar y me parece que habrán sorpresas por venir. Ya antes ha publicado ALGO PARA RECORDAR, conjunto de narraciones breves, unidas por el escenario en que se desenvuelven: Mollendo y la vida sana, sencilla; tal vez monótona, de su gente. En cambio, CUANDO VEGETA EL TIEMPO es una única y larga narración; es decir, estamos en el campo de la novela.
No quiero que el lector pierda la ocasión de saborear las incógnitas que son dejadas en la senda del discurrir narrativo; pero es preciso anotar que debajo de la acción de los personajes, particularmente de Julián y sus amigos, Aurelia y sus amigas – entre otros-, se plantea la incolora situación de una colectividad que es herida por la inmovilidad de su economía, que redunda en la falta de ocupación de sus habitantes. ¿Qué hacer ante esta realidad? La frialdad del enfoque económico no puede agotar la complejidad de la vida de hombres y mujeres anclados en el puerto de su precaria existencia. Aun entre las redes de esa sociedad, que puede ser, inclusive, otra de las tantas que afrontan problemas semejantes, la respuesta de los seres humanos no encaja en un molde. Hay gente como Luisa, que se rebela y que no sale de su localidad, esperanzada en que llegará a ser algo importante, hay otros que vegetan con el tiempo; hay otros que añoran salir, buscar otras rutas. Las mismas prostitutas no caminan dentro de la misma senda y el egoísmo parece enrarecerse con la generosidad.