Estudiantes con sordera estudian en la UNSA

Casa superior es la única a nivel nacional que tiene traductores de señas

Ingresar a la universidad fue su sueño, y convertirse en profesionales para poder ayudar a personas iguales a ellos es la meta que se han puesto un grupo de estudiantes con discapacidad auditiva, estudiantes agustinos dignos de admiración.

Cada uno de ellos es una historia distinta pero tienen algo en común: las ganas de salir adelante.

Andrea Nicol Paredes Cano (20) cursa el cuarto año de Educación Inicial en la UNSA, su dedicación y esfuerzo en CEBE Polivalente le permitieron postular a través del proceso extraordinario del 2016 e ingresar en la primera ocasión. Escogió Educación Inicial porque no existen colegios para los niños en este nivel, inclusive junto a su equipo ocupó el primer lugar en la disciplina de natación durante los juegos cachimbo.

“Quiero enseñar a los niños sordos, ellos son como yo, en los colegios los profesores hablan muy rápido y no se les puede entender. Cuando ingresé a la UNSA mi mamá tuvo que renunciar a su trabajo para poder acompañarme a las clases y ser mi traductora después de unos meses la universidad me asignó a un traductor de señas y desde ese entonces estoy feliz porque hago una vida normal con mis compañeros, el Decano de Educación siempre está pendiente de lo que necesito, la universidad ha cambiado ojalá pronto se implemente un lenguaje de señas entre los universitarios“.

Miguel Angel Tapia Valencia (17) postuló a través del examen extraordinario pero no logró vacante, no se desanimó, volvió a intentarlo en el último proceso ordinario y lo consiguió, ahora es cachimbo en Educación.

“Tengo la meta que en los colegios se enseñe deportes para personas con habilidades distintas, que puedan competir a nivel internacional, porque la mayoría de veces se deja de lado las disciplinas deportivas para nosotros, pero también podemos hacerlo.  De niño me gustaba mucho los deportes sobre todo el vóley. En primaria, estudié en un colegio normal pero no entendía a mis compañeros y mis profesores les decían que debían respetarme a veces me sentía triste. Con los años tuve miedo de postular a la UNSA mis padres me apoyaron ahora espero ansioso empezar mi primer año académico y al terminar mis estudios impulsaré el deporte para personas con discapacidad“.

Nicolle Milagros Pacheco Rojas (20) hace tres años ingresó al programa de Artes, el primer paso era el perfil vocacional, recuerda que el día de su evaluación los profesores le dieron mucha seguridad ella demostró su talento en dibujo y pintura.

“Cuando tenía ocho años, mi mamá me enseñaba a dibujar, hacía varios ejemplares intentaba llegar a la perfección, retrataba cuerpos humanos, bosques, árboles y paisajes y regalaba mis primeros bocetos. Al principio me parecía difícil, empezaba a dibujar ánimes y rostros, veía a mi primo y lo dibujaba con lápiz, me salía feo y luego volvía a intentarlo una vez más. He soñado con hacer una exposición, viajar al extranjero, vender mis trabajos o que se difundan por internet, instagram, quiero enseñarles a los niños que ser artista es maravilloso“.

Renzo Abel Peña Ventura (18) cursa el tercer año de Psicología, estudió en el CEBE Polivante e ingresó a través del proceso de admisión ordinario a la UNSA, eligió este programa de estudios porque le gusta ayudar a la gente sobre todo a los jóvenes que por diferentes motivos se sienten mal y sufren porque nadie los entiende.

“Al principio fue difícil estudiar en la universidad porque no entendía todas las palabras, mi mamá y mi primo me ayudaron mucho, recuerdo a mi profesora de Psicología General era bien exigente hablaba con palabras que eran extrañas para mí, Un día la encontré y me dijo sigue adelante, tú puedes estudiar, tú eres fuerte, me sentí feliz y más cuando mi profesor de Psicología Social me dijo que quiere que le enseñe el lenguaje de señas. Quiero ayudar a los niños y jóvenes para que tengan mayor seguridad y confianza en sí mismos“.

Cuatro historias que han cambiado de rumbo desde que en el 2016 la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa dirigida por el Dr. Rohel Sánchez Sánchez, puso a disposición de los universitarios con discapacidad sonora el servicio de acompañamiento de traductores de lenguaje de señas. A nivel nacional, muchos jóvenes han visto truncados sus sueños porque ellos mismos deben pagar a sus traductores o en el peor de los casos las condiciones económicas no son favorables y se ven obligados a dejar las universidades, pero en la UNSA encontraron una mano amiga para cumplir su meta.

Ellos quieren demostrarle al mundo entero que con dedicación y esfuerzo nada es imposible, ellos serán un valioso aporte para la sociedad, aquella donde muchos no valoramos lo que la vida nos dio.