• Estudio de la UNSA señala que tales condiciones pueden afectar salud de los animales y las personas.
La doctora Adriana Edith Larrea Valdivia, docente principal del Departamento Académico de Química de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA), ha liderado un estudio sobre la presencia de microplásticos en los ríos de Arequipa, un tema que ha cobrado relevancia en la región. Desarrollado a partir de 2022, el estudio surgió de la necesidad de evaluar la contaminación por microplásticos en el agua, aire y suelo. Se muestrearon 11 puntos incluyendo áreas críticas cómo la desembocadura del río chili en Camaná, Tingo, Puente Grau (Av. La Marina), entre otros.
La investigación reveló la alarmante presencia de microplásticos en varios afluentes. A través de una semaforización del nivel de contaminación, se clasificaron los puntos de muestreo en verde, amarillo y rojo, dependiendo de la concentración de microplásticos por metro cúbico (MPs/m³).
El punto más contaminado fue Tingo, con 172.70 MPs/m³, mientras que Charcani presentó la menor contaminación con 4.31 MPs/m³, lo que indica un panorama preocupante para la salud ambiental. Aunque Yura registró 3.59 MPs/ m³, no es parte de las cuencas estudiadas.
Las muestras fueron recabadas en las zonas de Desembocadura, Quilca, Siguas, Vítor, Uchumayo, Huayco, Tiabaya, Tingo, Puente Grau Charcani y Yura.
Las causas de esta contaminación son diversas y preocupantes. Desde la fibra polimérica de la ropa hasta los desechos plásticos generados por la agricultura, todos estos elementos contribuyen a la degradación de los ríos. En particular, el uso de bolsas terreras durante la temporada de lluvias para encauzar el río Chili ha incrementado la presencia de microplásticos en el agua. Los principales tipos de plásticos hallados fueron polietileno (40,8%), polipropileno (23,8%) y fibras sintéticas (15,8%).
El estudio ha confirmado que los ríos Chili, Vítor y Quilca están contaminados con microplásticos, aunque aún no se ha establecido un umbral de concentración que indique riesgo, como ocurre con otros contaminantes. Esta falta de datos definitivos dificulta la evaluación del peligro que representa para la salud pública y el ecosistema.
La afectación a la fauna acuática es otro aspecto alarmante. Los microplásticos pueden ser confundidos con alimento por especies como anfibios y peces, lo que incrementa la mortalidad y altera el equilibrio del ecosistema. Además, su ingesta puede introducir estas partículas en la cadena alimentaria, afectando potencialmente a los seres humanos.
La doctora Larrea enfatiza que existe un riesgo potencial para la salud humana. Aunque no se ha determinado una cantidad exacta de microplásticos que comprometa la salud, se sabe que las partículas más pequeñas, conocidas como nanoplásticos, pueden atravesar membranas celulares y acumularse en órganos, lo que plantea una seria preocupación.
El estudio incluyó 22 muestras y generó resultados detallados sobre la concentración de microplásticos en cada punto. Los datos revelan que la contaminación es un problema extendido en los ríos, lo que requiere atención inmediata y acción por parte de las autoridades de salud y medio ambiente.
Actualmente, el equipo de la doctora Larrea continúa investigando la presencia de microplásticos en el suelo y el aire, además de su capacidad para adsorber metales pesados. A través de publicaciones científicas, se espera contribuir al conocimiento sobre este problema y fomentar acciones efectivas para mitigar la contaminación en Arequipa.
La falta de regulación y conciencia pública sobre el impacto de los microplásticos agrava la situación. Es crucial implementar políticas de gestión de residuos sólidos más efectivas, promover la educación ambiental y fomentar el uso de alternativas biodegradables para reducir la contaminación por plásticos en la región. La colaboración interinstitucional entre universidades, gobierno y la sociedad civil es fundamental para abordar este problema de manera integral y sostenible.