El Cóndor Andino está en potencial peligro a causa de la contaminación por plásticos. Así lo revela un estudio realizado por investigadores arequipeños y argentinos que encontraron residuos de este material en muestras analizadas de esta emblemática ave de Sudamérica.
El grupo de especialistas, integrado por miembros del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (MUSA) y del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación, Laboratorio Ecotono, del CONICET, de Argentina, liderados por Víctor Gamarra-Toledo y Sergio Lambertucci, hicieron este preocupante descubrimiento mientras realizaban un estudio sobre la ecología y conservación del corredor biológico del Cóndor Andino entre regiones andinas y marino-costeras.
El trabajo se realizó en dos áreas geográficas, la Reserva Nacional San Fernando (RNSF), en Ica, ubicada en la costa y el área de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara D′ Achille (RNPGBA) en la sierra de Ayacucho.
El ornitólogo e investigador asociado al MUSA, Víctor Gamarra-Toledo, explicó que colectaron más de 500 muestras biológicas entre abril y julio del 2021, denominadas egagrópilas, que son restos frescos que ingirieron las aves y que no pudieron digerir; fueron analizadas hasta mayo del 2022. Estas muestras fueron colectadas debajo de lugares donde pernocta esta majestuosa ave carroñera.
Grande fue su sorpresa al descubrir que en la costa, el 100% de las muestras recolectadas contenían presencia de microplásticos, con un tamaño de menos de cinco milímetros. Mientras que en la región andina, la presencia de microplásticos fue 84.9%. En ambas regiones los plásticos se clasificaron en megaplástico, macroplástico, mesoplástico y microplástico, en función de su tamaño.
Dato: El artículo científico se encuentra disponible en el siguiente link:
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S026974912201956X?dgcid=author
Toda esta información fue publicada en la prestigiosa revista internacional Environmental Pollution, que recoge trabajos de investigación de alta calidad y artículos de impacto mundial sobre contaminación ambiental y sus efectos en los ecosistemas.
Se debe resaltar que el estudio fue realizado en áreas remotas, con baja densidad humana, y tomando en cuenta que corresponden a dos áreas protegidas por el estado, surge la pregunta de cómo es que los plásticos llegaron a la dieta del cóndor.
Gamarra-Toledo explica que la hipótesis planteada es por transferencia trófica, es decir a través de su cadena alimenticia. El cóndor consume animales muertos (en sierra y costa) que ya tienen plásticos de las presas que consumen (peces y mamíferos), que a su vez están contaminados por el plástico presente en el océano y el suelo.
Esta investigación fue posible gracias al financiamiento del Fondo Nacional para las Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Profonanpe) y del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES).
Estudio en el Colca
A diferencia de las reservas naturales y otras zonas protegidas, existen ecosistemas donde habita el cóndor y que tienen una mayor presencia humana, ya sea por áreas pobladas o por el turismo. Una de estas es el Valle del Colca, hábitat natural de esta ave, y que también podría estar en peligro.
Gracias a fondos de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, a través de UNSA Investiga, se financió el proyecto “Ecología y conservación del Cóndor en los Andes del sur del Perú, aproximación desde el movimiento, salud y percepción”, a cargo del docente José Alberto Morales, Doctor en Ciencias Tecnológicas Medioambientales y equipo de investigadores arequipeños y extranjeros.
El proyecto tiene como objetivo capturar cóndores y colocarles rastreadores que permitan conocer diversos aspectos de la vida de esta especie amenazada y declarada en peligro a nivel nacional e internacional.
Parte del equipo investigador está conformado por el ornitólogo, Víctor Gamarra-Toledo y el investigador externo de Argentina, Dr. Sergio Lambertucci, reconocido especialista en cóndores.
Se planificó iniciar en 2020 pero por la pandemia se postergó. Se materializará en 2023 y durará aproximadamente un año dependiendo de los resultados que encuentren.